Digo hasta aquí, acabó la barbarie, el pecado de las flores;
su belleza.
Noches estridentes de calles, hoteles, claxon, llamadas telefónicas.
Una palabra acribillando a otra, una ola de espantos y un imposible amor
que me seduce, que me hace vibrar, soñar y beber cada vez que puedo.
Cada vez que mi garganta está seca pensando en ti,
cada vez que mis órganos te reclaman y te ansían.
Digo hasta aquí cuando el tiempo flirtea conmigo.
cuando recorro esta larga avenida de todos los días.
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