viernes, 6 de enero de 2012

EGO de Miriam R. Krüger



"Las Orquídeas y los Sueños de Miriam R. Krüger"
por: Miguel Angel Zapata



En la poesía de Miriam R. Krüger reaparece con frecuencia el referente de lo cotidiano y la máscara del nombre. Cada poema es un descubrimiento, un vuelo por la sencillez, los espacios y el deseo de encontrar siempre el idioma preciso en cada textura. Es siempre el mismo engaño de la lirica tranparente, ya que detrás de cada cristal siempre hay una complejidad que nos aterra, y se requiere de una relectura minuciosa para poder ver más allá de la primera contemplación. El sentido es directo y las cosas se nombran y se explican sin aspavientos. En poesía es difícil ser prístino y oscuro al mismo tiempo. Pocos lo han logrado. Vallejo es uno de ellos: es sol (pugilato de piedras, lucidez), oscuridad (tiempo, desquicio humano, esperanza en la palabra poética), y tiempo humano irreverente en sus poemas europeos. San Juan de la Cruz podría ejercer ambos espacios sin dificultad: es decir, llegaba a despertar la emoción por lo divino en el lector, y al mismo tiempo abría una brecha de sombras inauditas. Fray Luis es también el poeta de la transparencia y la complejidad. Su música es leve pero suena debajo de un espesa lira. En los mejores poemas de Alfonsina Storni se puede sentir esa respiración difícil de la metáfora pero también el verso directo y el adjetivo no rebuscado. La rusa MarinaTsvetaeva ratifica este ejercicio dual: “Me gustaría vivir contigo/en algún pueblo pequeño/en un crepúsculo sin final/ entre el interminable sonido de las campanas”. Cada palabra tiene un sentido múltiple e infinito: pueblo, crepúsculo y campanas. Largo de explicar acá en este breve espacio.
Entonces lo que importa en realidad es cómo se va construyendo el resto del poema, y cuál es el arquetipo del corte final. Es lo que hace Nicanor Parra: el poeta chileno parece que al comienzo escribe un poema muy sencillo, fácil de leer, hasta por momentos grotescos o graciosos, pero mientras el lector se sumerge en el poema se encuentra con la profundidad de su voz original. Es difícil ser claro y oscuro en poesía, pero me parece que esta combinatoria es esencial en la poesía de altos vuelos. Miriam R. Krüger opta por utilizar una máscara, y al mismo tiempo escribe poemas de aparente sencillez: “En mis labios/hay un nombre que cuelga….”dice en un poema. Sus poemas son puentes levadizos, versos breves que están en una búsqueda constante, y que desean vislumbrar las esferas de la precisión, de ese ritmo y esa forma que rodean sus primeros cantos. Esto le permite decir por momentos que lo que escribe no es poesía, estableciendo de esta manera una autocritica a su propio trabajo poético. La poeta desea construir un juego de palabras, jugando con la vida y la muerte que después de todo es el acto sublime de la escritura: “Soy como una pieza/ que no encaja en su lugar” confirma este descontento y el deseo de vivir el instante como si fuere el ultimo. La máscara funciona con su alter ego, y lo que no se dice niega totalmente adrede la posibilidad de ser en el poema. Sus poemas van transcurriendo en busca de un crepúsculo, de una puerta, de una orquídea lila colocada junto a su corazón, para que escuche el nuevo devenir de sus palabras.



***


"La poesía es sanadora, una excelente terapia para aliviar las heridas y en este caso, también es un arma. Un arma poderosa en contra de la violencia que enfrentan millones de mujeres alrededor del mundo y que permite de forma sutil pero certera, captar la atención de todo el que sienta repudio contra esta práctica. Miriam R. Krüger expresa en este poemario su interés en hacer valer su voz de mujer en forma creativa, directa, usando la poesía a favor de una causa que se ha convertido en meta permanente. Ella enfoca la perspectiva del sentir de una mujer, desde atrás de los ojos del abuso y la impotencia. Un poemario sin desperdicios, y una excelente muestra del talento de esta poeta Peruana."


Jael Uribe
Presidente del Movimiento Mujeres Poetas Internacional (Santo Domingo)



Para deleite vuestro aquí dos poemas de Miriam R. Krüger.




YO NO NACÍ PARA POETA

Yo no nací para poeta
Apenas sé escribir
Mis líneas no tienen la magia de Alfonsina Storni
Mis versos no tienen la fuerza de César Vallejo
Mis liras no tienen la osadía de Arthur Rimbaud
Mis rimas no tienen el romanticismo de Gustavo Adolfo Bécquer.

Yo no nací para poeta
Mi lenguaje es tan simple
Como una margarita de primavera
No sé usar palabras complicadas
Sólo sé usar palabras básicas
Palabras primitivas
Palabras que siento aquí en el alma,
No sé ser sofisticada
Peco de tanta simplicidad
Que parece que no tengo estilo.

Yo no nací para poeta
Soy tan normal y sencilla
Que falta elegancia a mis líneas,
Las palabras rebuscadas
No tienen cabida en mi poesía.

Yo no nací para poeta
Pensé que fortuna hablar tantos idiomas
Pero irónicamente
Mi escritura tiene un acento extranjero
Al final me pierdo entre tantas lenguas
Creo palabras nuevas,
Mis acentos son como gotas de lluvia
Que no siempre caen dentro de la boca.

Yo no nací para poeta
Sólo intento expresarme
No me gusta reprimirme
Detesto callarme
Escribo y escribo sin parar
Es en mí una necesidad
Como respirar algo tan natural,
Con suerte alguien lee mis líneas
Me ilusiona llamándome poeta.

Yo no nací para poeta
Y esto definitivamente no es un poema.




VIVIR, MORIR

Vivir como si fuera a morir
Jugar con las palabras
Como si fuera mi última poesía
Intentar dejar mi marca
Antes de partir
Sentir el calor de la pasión
Como si fuera la última hoguera
Ver un amanecer sin sentir
La esperanza de un nuevo día
Ver un atardecer
Como el momento del adiós
Regalar un beso
Que no sea el sello de una promesa
Decir te amo, te espero
Porque quizás no habrá otra oportunidad
Escribir,
Desnudar el alma
No importa el que dirán
Sonreír
Dar las gracias
Sentir
Vibrar
Hundirme en mis pasiones
Experimentar sin remordimiento
Expresarme sin vergüenza
Vivir como si fuera a morir
Cerrar los ojos
No saber si los volveré abrir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario