sábado, 19 de septiembre de 2015

MUELLES DE LA PALABRA de Fernando Chelle





Fernando Chelle. Poeta, ensayista y crítico literario uruguayo nacido en la ciudad de Mercedes en 1976. Autor de los libros, Poesía de los pájaros pintados (Colombia 2013) Curso general de lectoescritura y corrección de estilo, guía para formular escritos correctos (Colombia 2014) El cuento fantástico en el Río de la Plata (Colombia 2015) y Muelles de la palabra (Colombia 2015). Ha formado parte de diferentes antologías poéticas. Sus poemas, ensayos y críticas literarias se han publicado en revistas, periódicos y portales literarios de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, EE.UU, España, Italia, México, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.  Administra el blog de autor PALABRA ESCRITA donde publica sus trabajos. 
Correo electrónico: fernandochelle@hotmail.com
 
 
 
 
Aquí una selección de poemas de su cuarto libro “Muelle de la palabra”
 
 
 

MUELLES DE LA PALABRA

 

La evanescencia de la palabra me salva del mundanal ruido,

las hay sentimentales, impresionistas, pintoras,

son muelles del verbo eterno

que nos roza en la garganta,

en los pulmones.

El himno gigante sigue anunciando

y corre, se ramifica y como siempre

se dilata en nuevas sombras.  

Las páginas brillan,

ahora resplandecen y se modifican,

pero son páginas,

no humo, perfume, sonido o viento.

La palabra

cabalga sus nuevos corceles,

compañeros del poeta

que sigue cantando, gritando, viviendo,

ahora despojado del métrico corsé

y de la rima represora,

ahora lejos del mármol y las escalinatas

camina por las calles con todo el pecho al viento.

La palabra ya no quiere ser el queso de las ratas,

quiere estar ahí, inmediata y cotidiana,

enamorada de los guantes, las calles,

la sopa y las colmenas.

Preferí beber tus ismos,

zurcirte, engarzarte y presentarte

pura, directa y palpitante,

con un verbo libre que viaje

hacia asideros que lo terminen de nacer,

donde habitan mis cómplices,

mis hermanos. 

 

 

EN EL PRINCIPIO SERÁ LA LUZ, ENTRE OTRAS COSAS

 

Es un lindo día para nacer

para ver la luz filtrarse entre las hojas de los árboles

y sentir como el viento sopla y muerde las ventanas.

Quien naciera en este día

podría observar un cuerpo que escribe

tapado en una cama,

un brazo solitario y hacendoso fuera del abrigo

trasladando el pensamiento

transmutando las ideas

plasmando mundos en un viejo cuaderno.

Pero hay más,

si alguien naciera en este día,

al menos en este sitio sin bombas ni lamentos,

podría oler el café y la tierra mojada.

Quizá nazca llorando por el impacto

por la violencia del cambio,

pero al ver,

la luz filtrarse entre las hojas de los árboles

al sentir,

el viento soplar y morder las ventanas

al contemplar,

el cuerpo de un hombre que escribe tapado en una cama

y oler,

el café y la tierra mojada

pensaría,

¡qué lindo día para nacer!

 

 

 

ME QUEDA LA PALABRA

 

La palabra rompe el velo de la realidad

para dar lugar a otra,

más rica, diversa y polifacética.

Esplendor desconocido de los sentidos,

blanco, negro y de colores caprichosos.

Palabra de vida que me advierte de la muerte,

frondoso paraíso de la niñez

donde descanso, reposo y sueño.

 

 

ODA A LA PÁGINA EN BLANCO

 

La página en blanco es generalmente blanca

y el blanco alude a su vacío

a la nada que contiene

a la posibilidad infinita de discursos

a la ausencia de letras, de palabras.

 

La página en blanco

es una invitación a la fiesta del lenguaje

quiere que la violen

pide que la transgredan

que la irrespeten

para dejar definitivamente de ser

ese vacío infinito del universo

ese material poroso sin corazón

ese desdichado fragmento de la nada.

 

 

MIS HUESOS BAJO LOS PINOS

 

Allá arriba, al final del pueblo,

movidos por el viento,

se hamacan los altos pinos

de la postrera sombra.

Son los antiguos vivos

de esa cárcel de muertos,

de ese viejo campo

sembrado de cruces.

Allí terminaran, bajo una lápida gastada

 mis cansados huesos,

no en un panteón

con su triste escultura de mármol,

en una tumba simple

como la de mi abuelo.

No sentiré la lluvia de ese día sombrío

ni escucharé los llantos

del mundo de los vivos

dormiré eternamente

solo será descanso

solo seré recuerdo.

 


 

PORQUE MI MUERTE SERÁ UN ELEMENTO LITERARIO

 

Voy a ser tierra,

polvo,

y no del de Quevedo.

Si paso por el agua

o la recibo

será de los profundos ríos de Arguedas,

posiblemente arda

como la única llama de Bécquer,

o me convierta en aire

lascivo como el lorquiano. 

 

 

 

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