domingo, 27 de noviembre de 2011

"POETAS EN LA VIEJA CANTUTA" por Raúl Jurado Párraga

La Cantuta y sus problemas cotidianos. La Cantuta y su campus verde. La Cantuta y sus viejos profesores. La Cantuta y sus sueños y dentro de ese ambiente los jóvenes poetas.  La Cantuta no es ajena a mostrarse con lozanía y frescura  en la mirada de sus creadores.  La Cantuta del pasado y su esplendor de viejos MAESTROS, no profesores. Como no recordar los pasos de: José María Arguedas,  Luis Jaime Cisneros, Manuel Moreno Jimeno, Juan Gonzalo Rose, Washington Delgado, Miguel Gutiérrez, Oswaldo Reynoso, Félix Huamán Cabrera, etc. La Cantuta y su frágil actualidad de “cambios y resistencias”. Es en ese lugar que nace la poesía cantuteña. Poesía de afirmación, de hallazgos, de rupturas, de búsqueda. Atrás queda la imagen de Manuel Morales quien publicó su único libro: Poemas de entrecasa (1969) en las gastadas máquinas offset de nuestra universidad. Atrás quedan Algemiro Pérez Contreras, Artidoro Velpatiño.


Hoy por estos tiempos la poesía vuelve de la mano de varios poetas jóvenes: Manuel Luque  (Lima, 1974) ensayando el rumor de una poesía “bronca y callejera”, un grito versal de la existencia en su libro: “La Estación de la muerte” (Toro de trapo editores, 2011). Con anterioridad Luque nos había entregado su libro: Huerto de los alientos bajo la mano de ediciones letra en llamas. Breve libro que compendiaba su trabajo poético de 1997 a 1999. Luque sorprende por su vuelta al reino de la poesía. Ojalá no huya por el silencio porque sus versos ya están llamando las puertas de la madurez poética.




Paolo Astorga (Lima, 1987)  nos entrega esta vez su libro: “Detrás de las ventanas” en la joven editorial que ha publicado el libro de Manuel Luque. Astorga va con mano firme y ardiente sabia consolidando su trabajo. A pesar de su juventud es un “viejo creador” de otros  libros: Anatomía de un vacío, Sin llegar a lo invisible, De Lima a Chosica. Astorga en este último libro afirma la pasión de la existencia del hombre, ese ser que transita sin temor por la pasión de las palabras.


César Pineda Quilca  (Lima, 1980) es el otro poeta quien nos entrega su libro inicial: “El arribo de un éxtasis violento” (Toro de trapo editores, 2011) un poemario donde la brevedad de los poemas permite la construcción de una poética que permite que el poeta ensaye una poética. Hay una construcción del “hacer, del querer, del sentir” poesía. Pineda es consciente de su trabajo, no alardea sino que intenta con sencillez mostrar el campo de una poesía aún balbuceante, pero de llamativo minimalismo conceptual. Pineda va construyendo con fragmentos la totalidad de su trabajo creativo.


Roy Dávatoc (Jaén, 1981) se convierte en el joven editor de los tres poetas anteriores desde su casa poética (Toro de trapo editores), pero Dávatoc  también nos regala un pequeño poemario titulado: La lluvia nos detiene (Eclosión Editores, 2011)  donde los textos se tiñen de sentimientos que marcan los pasos de la frustración, de la agonía y la poética catártica de la existencia.

Los  poetas y La Cantuta. La Cantuta y sus poetas. Cuatro poetas que pueden ser más si agregamos a la poeta Karina Moscoso y José Jiménez Cruz que forman parte de este inusual colectivo poética en los “salones abiertos de la vieja Cantuta”.

Fuente 1 (Piel de brujo):
Fuente 2 (Nido de Palabras):


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